Dream Interpreter AI™

Me encontraba haciendo diligencias en la ciudad en la que antiguamente vivía, Caracas. Estaba muy feliz debido a que todo había salido bien y me acercaba a la zona de mi vivienda en ese entonces, me pareció raro ver tanta gente reunida y que había bancas, decidí sentarme un momento a pensar cuando en la esquina vi a un chico siendo acuchillado entre su grupo de amigos. Le desfiguraron el rostro, y parte del pecho mientras la que parecía ser su novia lo tomaba en brazos y empezaba a llorar, a gritar que llamaran a la ambulancia. Nadie vio quién fue el culpable y yo solo sentía que podía ser cualquiera de los que estaban allí. Sentía como mi corazón me iba a mil por hora y a diferencia de algunos otros sueños, este se sentía muy real y palpable. Cuando me di cuenta estaba tomándole el brazo a un joven que tenía un perro golden que me gruñía fuertemente y que sentía que me iba a degollar. Solo recuerdo empezar a correr y luego estaba en un carro. El conductor cambió dos veces, primero era un joven que parecía un oso, corpulento y de tez blanca con una barba, parecía muy enfocado en lo suyo, era de día mientras me llevaba a mi casa pero mientras más tiempo pasaba, mi visión se empañó y en vez de estar en la zona trasera del carro, pasé al puesto de copiloto. Ya no era un chico gordito, era un hombre delgado, desgarbado y moreno. Tendría unos 57 años y su carro había cambiado, no era un auto moderno pero tampoco viejo, me recordaba al Optra que solía conducir mi abuelo. Poco a poco me fui dando cuenta de que las carreteras no las reconocía y con el chico anterior que me llevaba a mi casa, todo era reconocible, lúcido, pero con este señor todo era oscuro. El señor me empezó a hablar pero no recuerdo el inicio de la conversación, solo recuerdo que le empecé a decir que no era la ruta. El señor mientras me hacía otras preguntas que no recuerdo, pero luego sé que empecé a gritar como si me estuvieran matando, empecé a llorar y sentía como mis lágrimas me quemaban la piel. Le pregunté si había muerto a aquel hombre y él me dijo que “MORIR son muchas cosas juntas”. Yo sentí que me estaba ahogando y él se empezó a reír como si mi reacción era algo de risa y no que me estaba dando un ataque de pánico. En ese momento, hice otra cosa pero recé, gritaba en mis adentros “Dios, devuélveme la vida, por favor”. Para eso ya estábamos pasando por calles que reconocía, cercana a mi antigua casa y no a la que me estaban llevando a un principio (en la que vivo actualmente). El señor me dijo que me dejaba allí porque no podía pasar la zona. El lugar era como un estacionamiento abandonado al aire libre, estaba lleno de arena naranja y olor a azufre. Antes de bajarme, me tomó la cabeza y me dijo que ñEn la esquina está tu casa. Todo lo qué pasó es verdad. Tal vez soy Dios, tal vez no lo soy. Sin embargo, te sellaré la boca para que no recuerdes lo más importante de esta conversación”. Me selló con una cruz y luego me tocó la mente. Le pregunté si podía contar lo ocurrido y me dijo que podía contar de lo que me acordara, que eso no iba a afectar nada. Me aconsejo que estuviera pendiente de mi vida y en donde me metía. Que las cosas que ocurrían, pasaban una vez y ya. Luego me encontré a una de mis mejores amigas, Jorlein, ella se encontraba con su tío en un auto varado en el estacionamiento. La saludé pero no me reconoció, tenía el vientre inflamado y parecía haber llorado todo el día, su vestido era blanco, suelto y su pelo parecía despeinado (ella en la vida real está embarazada y lo quiere abortar). Luego de verla se subió al Uber y este solo me sonrió. Este cuando me gritó levántate, lo hice. Intenté volver al sueño pero luego solo me encontraba en mi casa pensando si contarle a mi madre del sueño. Nunca lo hice por miedo.